Cierto día llovía, de cada gota que se escuchaba en el tejado de la casa era como si brotara un triste suspiro, una lágrima, un gemido...de pronto me dí cuenta que cantaban...si cantaban, era una música suave, tenue como si el cielo completo se hubiese puesto de acuerdo para entonar al unísono una hermosa canción, la cual podía hacer que hasta el más cansado cuerpo sintiera ganas de bailar, de mojarse con su melodía, de despertar el alma a esas encantadoras notas...ese día supe que ya no estaría má sola, y lo que antes me pareció un gemido, ahora era una hermosa melodía...melodía que cautivaba el alma, mi alma...
Ahora el día, la lluvia y yo somos uno, somos armonía...desde pequeña le temí a la lluvia, hoy sé que su compañía me hace cantar y olvidar los momentos tristes por los que he pasado a lo largo de mi vida...momentos llenos incluso de rabia, de dolor, y hasta de amargura...Gracias Dios por la lluvia, que limpia mi alma con cada gota, refresca mi ser y humedece la resequedad de algunos recuerdos...Que grato es estar bajo la lluvia dejando que lo recorra todo, entendiendo que tan solo es una aliada...El día, la lluvia y yo corremos de la mano invitando a todos a vivir esta maravillosa experiencia de dejarse empapar por su cálida caricia, dejate mojar...refrescate...sólo para que en algún momento de tu vida tambien puedas decir: "EL DIA, LA LLUVIA Y YO"
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